Paraninfo de la Universidad de Salamanca durante el S3F |
Dicen los académicos que no son adivinos y que no pudieron predecir el alcance de esta crisis. Algunos incluso esbozaron algunas posibles soluciones –nada que no hayamos escuchado ya en los últimos meses- pero todos repetían el término “dolor”. Cualquier medida que se adopte para intentar paliar esta situación y tratar de evitar que se repita –al menos con esta magnitud- será dolorosa; mucho. Es decir, que afectará a los más desprotegidos, a los más débiles y, casi con total seguridad, a los que menos responsabilidad han tenido en este tinglado.
Preparémonos, pues, para un largo y costoso proceso de adaptación a los cambios que han de llegar –mejor pronto que más tarde- y para recibir la información que se nos ha ido negando y que un día deberemos asimilar. Parece -dicen los expertos- que hay una capacidad de recuperación importante pero habrá que afrontar reformas en el mercado laboral, financiero y, sobre todo, en el modo de ver las cosas.
Los académicos abren una puerta a la esperanza y confían en que las cosas puedan hacerse mejor en el futuro, que puedan corregirse los errores para que las crisis venideras –aquí también se repiten los ciclos- si no inevitables sí sean más leves.
Hubo en las aulas universitarias de Salamanca lecciones magistrales, pero no pudieron serlo las soluciones, a pesar del maratón de 96 horas en las que economistas, estudiantes y ciudadanos intercambiaron conocimientos y opiniones. Ni los expertos más reputados ni todo el conocimiento concentrado en tan ilustre Universidad pudieron fabricar una varita mágica.
Al final, una idea que parece una perogrullada: si gastas más de lo que ganas, acabarás teniendo muchos problemas.
Lo dice gente con título universitario.
0 comentarios:
Publicar un comentario