jueves, 4 de abril de 2013

BUTACAS DE HOSPITAL A PRECIO DE HILTON


Butaca en la habitación de un hospital público / Foto M.P.G.
Enfermar sale muy caro. Los duros recortes aplicados a la sanidad pública están a punto de hacer de centros de salud y hospitales escenarios propios de una novela de Valle Inclán. Eran poco las interminables listas de espera, las reducciones en material y personal y las trabas para llegar a servicios antes accesibles que ahora experimentan en Cataluña nuevas fórmulas, no para hacer más amable la estancia en hospitales a los enfermos, sino para sacar rendimiento económico de las situaciones más delicadas. La pela es la pela.
Han comenzado en algunos hospitales concertados catalanes cobrando cinco euros diarios por convertir en abatibles las butacas, haciendo un poco menos incómoda la noche a los acompañantes. Nunca se había necesitado un sistema de desbloqueo pero se ve que sustituir una palanca por una tarjeta con mecanismo eléctrico tiene su coste.
Y quien plantea esta opción como sensata esgrime argumentos de comodidad para familiares y cuidadores, como si se acomodasen para pasar una noche en  el Hilton. Tan panchos.
No dicen que cuando un familiar se queda al cuidado de un paciente durante la noche lo hace porque este tiene su salud y sus facultades mermadas, con dificultades incluso para pulsar un botón de llamada. No dicen que la presencia de un cuidador supone un alivio para el personal sanitario - desbordado muchas veces por el número de pacientes a su cargo-, que permite avisar a tiempo cuando un medicamento se termina, el tratamiento no tiene el efecto esperado o cuando el enfermo se indispone inesperadamente. Tampoco cuentan que descargan el trabajo de auxiliares cuando el convaleciente necesita ayuda para ir al baño, o cuando precisa un poco de agua.
En definitiva, cuando alguien pasa la noche junto a un enfermo no acostumbra a disfrutar de la estancia sino a permanecer alerta.
Y en estancias largas ¿facilitan una línea de crédito con un banco? ¿No es suficiente inconveniente tener un familiar hospitalizado que hay que incrementarlo con un quebranto económico?
El material, se supone, estará en perfecto estado, no como ocurre en algunos hospitales públicos, en los que la última vez que renovaron el mobiliario acaba de descubrirse la penicilina. Doy fe.
O quizás se trate precisamente de eso, de mantener y reformar con la aportación de todos. ¡Ah, no, que eso ya es así desde hace décadas!
¿Y pagar por una habitación individual? ¿Y por cama para acompañante? ¿En un hospital público, en uno concertado? ¿Hablamos de hospitales de resorts, de convalecencia o de vacaciones? ¿Si tenemos que pagar la estancia, para qué financiamos una sanidad pública?
Una buena gestión de los recursos y no será necesario reducir más los servicios ni denigrar al doliente, ni a quienes le acompañan.
Y de desviar fondos públicos a cuentas en paraísos fiscales, mejor nos olvidamos ¿no?
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