martes, 31 de enero de 2012

ALVAREZ CASCOS ¿LA PRIMERA CAÍDA?


Alvarez Cascos, presidente en funciones del Principado / Efe

Asturias vuelve a tomar protagonismo a nivel nacional tras el anuncio de Francisco Alvarez Cascos de adelantar las elecciones. Ocho meses después de que su formación política ganase las elecciones y seis desde que se hiciese con el gobierno del Principado a codazos -después de dejar en el camino varios cadáveres políticos-, el que pretendía erigirse como nuevo Pelayo se rinde a la evidencia y tira la toalla en lo que puede calificarse de fracaso estrepitoso. No sólo no ha iniciado la reconquista que pregonaba sino que ni siquiera ha logrado gobernar su propio reino de Taifas.
Los comienzos fueron tortuosos, fruto de una pataleta monumental y a golpe de puño en la mesa, al más puro estilo Caín y Abel. Cascos abandonó el PP dando un portazo que dio a los populares muchos dolores de cabeza y les quitó los votos que hubiesen necesitado para gobernar en el Principado. Aquí la derecha –tanto monta Foro como PP- se comportó como el perro del hortelano, y al final no comió ni dejó comer.
Entre medias, el fin de un Niemeyer que había atraído la atención internacional, un Festival de Cine en Gijón patas arriba, un montón de recortes anunciados y otros muchos puestos en práctica y unos presupuestos que no ha conseguido sacar adelante; por decir algo. Vamos, que Asturias parece ahora un patatal, y todo en tiempo record.
Como la broma parecía poca se adelantan elecciones, lo que supone al menos otros tres meses con la economía del Principado paralizada, en el mejor de los casos. En definitiva, que el color de Asturias va a pasar del verde de sus montañas al negro, y no precisamente de su carbón, sino del estado en el que la está dejando la incompetencia de los políticos; de todos sus políticos.
Y de Pajares hacia abajo el panorama no es más alentador; la actualidad de las últimas semanas más bien parece sacada de una novela de Valle Inclán: puro esperpento. Desde Gurtel hasta Camps y sus trajes; desde Garzón hasta las propuestas para que los voluntarios arrimen el hombro para sacar adelante la sanidad pública; desde las perlas de algunos obispos sobre el aborto, hasta el dinero público que pagó el tratamiento de belleza de una presidenta de Diputación. Esto se parece cada vez más a una república bananera.
Y Mariano Rajoy asumiendo en Bruselas –un poco más y le pone fecha- que tendrá que afrontar una huelga general en respuesta a los recortes que aún no se ha atrevido a anunciar aquí. Otros recortes, otras restricciones, otras medidas que asfixian aún más la economía, otros esfuerzos que pedirán siempre a los mismos para que también los mismos sigan aferrados a su poltrona.
A tenor de los acontecimientos la pregunta es: ¿será la de Cascos la primera de las caídas que nos quedan por ver?
¡Pobre Asturias, patria querida! Esto parece un mal sueño después de una borrachera de sidrina.
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