viernes, 8 de abril de 2011

REPORTEROS SECUESTRADOS… ¿Y QUÉ?


Manu Brabo, reportero gráfico secuestrado en Libia por las tropas de Gadafi

Cuatro reporteros gráficos secuestrados en Libia por las tropas de Gadafi, a punto –dicen- de ser liberados, y poco más que contar. Nada se supo de ellos desde el momento de su detención, salvo sus identidades y nacionalidad. Entre ellos un español, Manu Brabo, cuya familia y amigos tienen el corazón encogido, conteniendo la respiración a la espera de una llamada telefónica.
¿Y qué hacemos?
Periodistas y reporteros acostumbramos a dar voz a colectivos, hacernos eco de los problemas ajenos, contamos con detalle las calamidades de otros, pero callamos las propias, como si fuesen delito.
Somos presa de una suerte de absurdo complejo de inferioridad, como si nuestros conflictos no pudiesen ver la luz, como si viviésemos en un limbo privilegiado, con un ridículo pudor a desnudarnos, solidarios con lo ajeno y recelosos con lo propio.
Contenemos la respiración cuando un freelance como Manu Brabo -y otros muchos- se enfrenta a un secuestro, pero nos cuesta decir que es –son- víctimas de una situación laboral cada vez más precaria, que les obliga a correr riesgos que no tendrían con la cobertura de un trabajo bien remunerado. Que lo hacen –sí- porque son reporteros de nervio, pero también porque tienen que llegar antes y mejor que nadie para conseguir la primera y mejor imagen o la crónica más rápida. En definitiva, para llegar a fin de mes.
Hablamos de penurias ajenas y callamos que también – en el mejor de los casos- somos víctimas de la precariedad y que eso nos obliga muchas veces a movernos en el filo de la navaja.
Y cuando un compañero es secuestrado nos echamos las manos a la cabeza. En el fondo, quizás prefiramos mirar a otros que reflexionar sobre nosotros mismos.
Probablemente no aguantaríamos la autocrítica.

0 comentarios:

Publicar un comentario

UA-25632333-1