lunes, 18 de abril de 2011

MEMORIA DE LOS AFECTOS


Hay imágenes que se traban en la memoria y regresan cuando una menos lo espera. Vuelven para refrescar los recuerdos y hacen esbozar una leve sonrisa.
Son billete de ida a un viaje en el que, la mayoría de las veces, evocamos lo mejor de cada momento.
Miro la fotografía que un amigo desempolvó de su álbum tras dos décadas de letargo y podría recordar, con los ojos cerrados, cada detalle de las 10 personas reunidas: el tono de voz, las expresiones, las manías, confesiones inconfesables entorno a una mesa.
Instintivamente busco entre mis archivos imágenes de aquella época y regresan momentos casi borrados, recuerdos a veces desvanecidos, amigos que se han ido desdibujando al mismo tiempo que el color de las fotografías.
Memoria y olvido comparten espacio mientras se ordenan fechas y nombres. De pronto, se agolpan en un ir y venir de secuencias, como fotogramas de una antigua película en blanco y negro.
Algunos ya no están. Otros regresan con fuerza tras años de ausencia.
Pueden difuminarse los rostros pero los afectos se redescubren inquebrantables, a pesar -incluso- del tiempo transcurrido. En ocasiones con mayor intensidad.
Y compruebas que el tiempo pasado no siempre fue mejor. Quedarán imágenes y emociones por descubrir.

2 comentarios:

  1. Paz, la memoria tiende a ser selectiva, a recordar esencialmente las cosas buenas de las situaciones y de las personas. Y la fotografía, como es este caso, saca las buenas sensaciones que nos evocan aquellas personas y aquellos tiempos, tan llenos de juventud y de ilusiones. Luego el tiempo se encarga de poner las cosas en su sitio. Todo es perfecto. Así tenía que ser. Besos

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  2. Que satisfacción más grata recordar aquellos momentos. Gracias Luis por desempolvar esa vieja foto y gracias Mari Paz por el texto con el que lo has acompañado. Casi, casi me ha llegado a emocionar.

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