lunes, 25 de abril de 2011

OTRA “GRÂNDOLA” PARA PORTUGAL

Treinta y siete años después de que Portugal despertase a la democracia, tras casi 41 años de dictadura salazarista, el país vecino se enfrenta a una difícil situación, marcada esta vez por la dominación de los mercados.
Una crisis cada vez más complicada -y el rescate financiero al que acudirán sus vecinos europeos para evitar el colapso económico- marcan hoy el ambiente de asfixia y de estrecheces que viven ahora por los portugueses. El día a día se desarrolla para ellos en una incertidumbre constante, como ocurría en los días previos a aquel 25 de abril de 1974, cuando el ambiente político se calentaba al otro lado de la frontera.
Pero ahora el opresor no se llama Salazar ni viste ropa militar. Su nombre tiene muchos apellidos y luce trajes confeccionados a medida por sastres exclusivos que sólo trabajan para clientes distinguidos.
Hace ahora 37 años, en Rádio Renascença –no podía haber mejor nombre para la ocasión- sonaba la canción que José Zeca Afonso  había compuesto en homenaje a la Sociedade Musical Fraternidade Operária Grandolense.

“Grândola, vila morena” se convirtió en la señal para el arranque de las tropas de Lisboa y de que la revolución ganaba terreno.
Los tanques recorrían la ciudad y mujeres y niños depositaban claveles rojos en los cañones de los fusiles de los soldados. Esas imágenes recorrieron el mundo. Era el fin del Estado Novo y la llegada de la democracia.
Quizás los portugueses sueñen con que lo que se convirtió en himno de la Revolución de los Claveles les traiga hoy otra revolución, pero esta vez para librarles de la tiranía de los ambiciosos.
“Grândola, vila morena” sonará hoy de nuevo en todos los rincones de Portugal. Veremos si tiene algún efecto.

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