viernes, 20 de mayo de 2011

YO REFLEXIONO, TÚ REFLEXIONAS ...¿ELLOS REFLEXIONAN?

A una jornada electoral le precede siempre otra llamada “de reflexión”, en la que se supone que los electores deben pensar detenidamente sobre las propuestas de los partidos políticos y obrar después en consecuencia. Pero no deja de ser irónico que se “limite” a la víspera de aquella en la que depositamos nuestro voto en las urnas.
No creo ser rara avis, pero lo de reflexionar es algo que acostumbro a hacer con cierta frecuencia; en ocasiones incluso todos los días. Por tanto, que cualquier Junta Electoral determine ahora que el día de pensar no se puede hacer otra cosa -o que al menos no pueda debatirlo con otra gente- me resulta, cuando menos, absurdo. Desde que existen las redes sociales, es como querer poner puertas al campo.
Está bien tener un día para que los políticos dejen de vendernos motos sin motor y sin manillar, e incluso sin asiento para nuestras posaderas, porque no nos viene mal un día de descanso.
¡Por fin un día sin ibuprofeno y sin bicarbonato! Sólo por eso las elecciones tendrían que ser cada cuatro meses.
Lo que ninguna Ley puede dictaminar es la jornada en la que tenemos que pensar porque ese es el ejercicio más sano que podemos practicar a diario. Concentrados en una plaza o aislados en la montaña, el pensamiento es lo único que a nadie se le puede arrebatar.
Así que conjuguemos el verbo: yo reflexiono, tú reflexionas, él reflexiona … pero ¿ellos reflexionan?

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