jueves, 19 de mayo de 2011

¡QUÉ NO VEREMOS!


Puerta de la suite del hotel neoyorquino donde se alojaba Strauss-Kahn

El director gerente del Fondo Monetario Internacional, Dominique Strauss-Kahn, ha dimitido tras el escándalo sexual que le ha llevado a la cárcel después de abusar, supuestamente, de una camarera del hotel en el que se alojaba. Parecía cantado.
Al parecer, el hombre salió del baño desnudo y encontró a la mujer afanándose con el carrito de los productos de limpieza. Debió ver a la camarera con el bote de Pronto en la mano y pensó en cambiar el eslogan de la marca así, de un plumazo. Quizás fue entonces cuando decidió que dejaría su carrera al frente del FMI para engrosar las listas de los publicistas acuñando otra de las frases que no sé si pasarán a la posteridad: “cambiar el brillo por polvo”.
Y la lió.
Claro ¿qué quieren las camareras, que van provocando a los clientes, bote en mano?, ¿acaso no se dan cuenta de lo que puede llegar a excitar ver a una mujer uniformada con un frasco de lejía y un trapo, frota que te frota, dale que te pego?
¡Ay, señor, lo que tiene que aguantar un hombre con dinero y poder sólo por alojarse en una suite de 3.000 euros la noche!
No me extraña que haya decidido dejar su cargo para dedicarse en cuerpo y alma a su defensa.  Igual ahora más en alma, que el cuerpo no le habrá quedado para muchas jotas.
Y es que no hay derecho que a un hombre sin tacha, que nunca había manifestado su pasión exacerbada hacia las mujeres, se vea ahora involucrado en un escándalo de dimensión mundial.
¡Qué mundo este! ¡Qué no veremos!

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