jueves, 18 de octubre de 2012

UN PEDAZO DE CIELO


Decía Aristóteles que “algunos creen que para ser amigos basta con querer, como si para estar sano bastara desear la salud”. Una vez más tenía razón.
En días de grises y luces, cuando la vida te sube a una montaña rusa de emociones e incertidumbres; cuando corazón y estómago se asientan -por turnos- en la garganta; en medio de ese terremoto de pesadumbres aparece siempre la mano amiga, la que te rescata de la aflicción, la que ahuyenta con una sonrisa la tristeza.
Y, de pronto, las manos se multiplican, como gotas de agua en una lluvia de caricias y voluntades.
De la adversidad se sale con fuerza física mermada, pero con el espíritu repleto, colmado, pleno de ánimos y de afectos.
Gracias por ofrecer un pedazo de cielo.


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