martes, 22 de marzo de 2011

UNOS POLVOS... Y DESAPARECE

Un sujeto ha timado 1.120 euros a un tipo al que ofrecía duplicar dinero a base de polvos. Y se quedó tan ancho.
Parece una crónica de otro tiempo, de película de Tony Leblanc y Antonio Ozores pero ha ocurrido hace unos días; en Chamberí, para redondear la ambientación.
Cumplió con todas las formalidades que la jugarreta requiere. Primero la palabrería, una “demostración” in situ, y más tarde una representación de la multiplicación de los panes en versión euro. Lo típico para embaucar al incauto.
Como siguiendo el guión de Los Tramposos, al primo le hacían los ojos chiribitas y, mientras se frotaba las manos creyendo haber descubierto la gallina de los huevos de oro, quiso poner toda la carne en el asador.
Puso en un sobre los billetes que guardaba en la caja de su negocio, pero al embaucador se le acabaron los polvos y el reactivo que fingía aplicar y prometió volver con más.
Midas resultó un impostor y la víctima un tarugo con anhelos de sagacidad, convencido de tener sobrada habilidad para cazar al cazador. Propio del país del Lazarillo de Tormes, Guzmán de Alfarache o Rinconete y Cortadillo.
En Chamberí funcionó lo del chiste: “hecho unos polvos… y desaparezco”.

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