Mujer votando en las elecciones generales del 20D |
En la segunda convocatoria electoral en seis meses los
líderes de los partidos políticos siguen en sus trece, enrocados en sus
posturas antiguas, empecinados en no moverse un milímetro, rígidos como
estatuas pero no silenciosos. Repiten los mismos argumentos, los mismos
lugares, las mismas palabras, idénticas medias verdades. Cansan, aburren y
cabrean, cabrean mucho.
Esta campaña electoral del 26 de junio sería un calco de
la anterior del 20 de diciembre de 2015 si no fuese porque Izquierda Unida
decidió seguir el canto de sirena de Podemos. Por lo demás, PP, PSOE y
Ciudadanos podían haberse ahorrado el gasto en cartelería y marketing. No hay
nuevos candidatos, no hay programas diferentes, no existen posturas novedosas;
sólo un catálogo de tienda sueca.
En definitiva, que si los líderes no consiguieron ponerse
de acuerdo en seis meses ha sido culpa de los electores, que no hemos votado lo
que a ellos les convenía para cuadrar sus cuentas. Como no hicimos lo que
debíamos estamos castigados a repetir, como niños en el colegio. No nos dejaron
para septiembre, sino para junio, así que a ver si ahora demostramos que hemos
estudiado lo suficiente para aprobar, si fuese posible con nota.
Para mear y no echar gota. Discúlpenme lo indecoroso de
la expresión pero a estas alturas una ya no está para mostrar recato sino
cabreo, rayano ya en lo colérico.
Que líderes políticos, con una supuesta formación
académica, con un presunto interés por el bien público, con una hipotética
dedicación a procurar el bienestar de sus conciudadanos, se mantengan en sus
posturas, como niños enrabietados en el patio del colegio, me parece de
suspenso y expulsión. No caben medias tintas.
Quien quiere una mayoría y no lo consigue ha fracasado.
Si no tiene la capacidad de llegar a un consenso con sus adversarios políticos
por el tan manido bien común vuelve a fracasar. Si aun así se empeña en seguir
los pasos que le llevaron a errores anteriores demuestra una necedad supina.
¿De verdad no hay nadie en los partidos políticos con
reaños suficientes para pegar un puñetazo en la mesa y castigar a esos líderes a
llevar orejas de burro de camino a casa? Visto lo visto, la opinión de los
electores tampoco es que se tenga muy en cuenta.
Si, como predicen las encuestas, el panorama va a ser
similar al del 21D, salvo el supuesto sorpaso de Podemos al PSOE, si ningún
partido va a tener mayoría suficiente para gobernar sin pactar y si los dirigentes
políticos mantienen sus posturas, que Dios nos pille confesados.
Si el resultado del 26J no les convence igual vuelven a
convocarnos para dentro de otros seis meses, a ver si consiguen convencernos de
que votemos lo que les conviene. Todos coinciden en que no ocurrirá pero ¿a
estas alturas de la partida alguien cree algo de lo que dicen los líderes?
La falta de credibilidad se la han ganado a pulso; en eso
sí se han empleado a fondo. Y tan contentos, abrazando niños, saludando mujeres
en los mercados, sonrientes mientras hacen el pino ante una cámara.
Una decepción más y me bajo del tren. Ya lo he oído decir
a mucha gente. Ahora mismo lamento no ser militante de un partido para darme el
gusto de presentar mi baja con protesta sonora. Bastante hago tapándome la
nariz al depositar mi voto.