Butaca en la habitación de un hospital público / Foto M.P.G. |
Han comenzado en algunos hospitales concertados catalanes
cobrando cinco euros diarios por convertir en abatibles las butacas, haciendo
un poco menos incómoda la noche a los acompañantes. Nunca se había necesitado
un sistema de desbloqueo pero se ve que sustituir una palanca por una tarjeta con
mecanismo eléctrico tiene su coste.
Y quien plantea esta opción como sensata esgrime
argumentos de comodidad para familiares y cuidadores, como si se acomodasen para
pasar una noche en el Hilton. Tan panchos.
No dicen que cuando un familiar se queda al cuidado de un
paciente durante la noche lo hace porque este tiene su salud y sus facultades
mermadas, con dificultades incluso para pulsar un botón de llamada. No dicen
que la presencia de un cuidador supone un alivio para el personal sanitario - desbordado
muchas veces por el número de pacientes a su cargo-, que permite avisar a
tiempo cuando un medicamento se termina, el tratamiento no tiene el efecto
esperado o cuando el enfermo se indispone inesperadamente. Tampoco cuentan que descargan
el trabajo de auxiliares cuando el convaleciente necesita ayuda para ir al baño,
o cuando precisa un poco de agua.
En definitiva, cuando alguien pasa la noche junto a un
enfermo no acostumbra a disfrutar de la estancia sino a permanecer alerta.
Y en estancias largas ¿facilitan una línea de crédito con
un banco? ¿No es suficiente inconveniente tener un familiar hospitalizado que
hay que incrementarlo con un quebranto económico?
El material, se supone, estará en perfecto estado, no
como ocurre en algunos hospitales públicos, en los que la última vez que
renovaron el mobiliario acaba de descubrirse la penicilina. Doy fe.
O quizás se trate precisamente de eso, de mantener y
reformar con la aportación de todos. ¡Ah, no, que eso ya es así desde hace
décadas!
¿Y pagar por una habitación individual? ¿Y por cama para
acompañante? ¿En un hospital público, en uno concertado? ¿Hablamos de hospitales
de resorts, de convalecencia o de vacaciones? ¿Si tenemos que pagar la
estancia, para qué financiamos una sanidad pública?
Una buena gestión de los recursos y no será necesario
reducir más los servicios ni denigrar al doliente, ni a quienes le acompañan.
Y de desviar fondos públicos a cuentas en paraísos
fiscales, mejor nos olvidamos ¿no?