martes, 15 de marzo de 2011

LA NECEDAD DE LOS INTOLERANTES

Un tupido velo. Eso es lo que se ha tratado de correr para intentar minimizar la firmeza con la que la periodista Ana Pastor ha entrevistado al presidente de Irán, Mahmud Ahmadineyad.
Incisiva y precisa, su intervención ha acabado con el pañuelo que la cubría la cabeza deslizándose hacia los hombros, y ese ha terminado siendo uno de los titulares. Increíble.
El pañuelo, de uso obligado para las mujeres en Irán, ha desbancado momentáneamente a la tiranía del dictador, que no ha dejado de hacer blanco sobre la periodista.
Dueño y señor de un país que gobierna implacable, se ha erigido en mayoral de la ganadería, y no ha dudado en arrear con el garrote, sin darse cuenta de que el objeto de sus ataques no pertenece a su  rebaño. Vamos, lo que siempre ha sido “matar al mensajero”.
Acostumbrados estamos a las arremetidas de los intransigentes, los ataques de los fanáticos y los exabruptos de los exaltados, y el dictador ha querido salir de la entrevista como gallo del gallinero; erguido, como si le fuesen a distinguir por un acto honorable.
Su arrogancia es propia de quienes no pueden defender sus prácticas con mayores ni mejores argumentos que alzar la voz y tratar de someter a su interlocutor. Sólo interpreta su guión, el que siguen los tiranos cuando se sienten amenazados por las palabras. Nada nuevo.
Lo sorprendente –aunque no tanto- es que se trate de cubrir el compendio de desatinos de un represor con la excusa de un trozo de tela, por muchas connotaciones religiosas que tenga el paño.
Otro intento de los intolerantes por enmascarar su necedad.

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